Entre los juegos de agilidad practicados antes del contacto con los españoles, los principales eran la chueca y la pelota. En el primero se colocaban frente a frente dos hileras de individuos, que solían llegar hasta veinte por bando, y luchaban por llevar a su lado una bola de madera, valiéndose de un palo arqueado de coligüe. La cancha tenía cinco metros de ancho y cerca de dos cuadras de largo.
En el segundo, se ponían en círculo ocho a diez mozos desnudos desde la cintura arriba, y se arrojaban unos a otros la pelota de madera esponjosa como el corcho, y cada uno procuraba rebatirla con la palma de la mano con cuanta fuerza puede, y golpear a alguno de la banda contraria.
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